Anemia durante el embarazo
La Anemia es un estado carencial de la sangre causado por una disminución de la cantidad de hemoglobina o de glóbulos rojos. La llamada anemia fisiológica (el número de glóbulos rojos se mantiene, pero aumenta el volumen plasmático para abastecer a los vasos sanguíneos de la placenta) es un trastorno muy habitual durante los meses de gestación y de lactancia, ya que el niño consume dosis elevadas de hierro para crecer y madurar.
El aporte de hierro para una mujer en condiciones normales debe ser de, al menos, 2 mg diarios: esta cantidad aumenta a 6 mg a partir del tercer mes de gestación. Y en la etapa de lactancia, la madre requiere un consumo extra de 1 mg diario. Puesto que en estas etapas el desgaste es mayor, cuando la futura mamá no aumenta la cantidad diaria de hierro, inevitablemente, sufrirá de anemia.
Síntomas
Suelen ser muy claros: la anemia provoca en la persona afectada cansancio crónico y debilidad, palidez, palpitaciones, dolores de cabeza y náuseas. El diagnóstico definitivo se obtiene mediante un análisis de sangre.
Riesgos
La hemoglobina es una molécula de los glóbulos rojos encargada de transportar el oxígeno por la sangre hasta los distintos tejidos de la madre y de su hijo. Por tanto, una anemia severa no controlada durante el embarazo pone en peligro el correcto desarrollo del sistema nervioso y el estado de salud del feto. La anemia, además, se asocia a partos prematuros, mayor predisposición a enfermar, bajo peso al nacer, aumento de infecciones en el recién nacido y pérdida excesiva de sangre durante el parto.
Hay que saber que existen alimentos que facilitan la absorción del hierro: pescado, carne de vacuno y de pollo, mariscos… Otras sustancias, en cambio, la entorpecen, como el té, el tabaco y el café. Y aunque algunos productos de origen vegetal contienen una cantidad elevada de hierro (cereales, leguminosas, verduras y frutas), su absorción, sin embargo, es muy baja.
Tratamiento
Para cualquier persona, embarazada o no, es fundamental el aporte de hierro a través de la dieta diaria. Pero por muy bien que nos alimentemos, durante los meses de gestación y lactancia esto no es suficiente.
Normalmente, y como profilaxis, su Ginecóloga(o) prescribe un suplemento de hierro en forma de ampolla oral o cápsula o por inyección intramuscular. Para facilitar su absorción se recomienda administrarlo en ayunas y, sobre todo, nunca acompañado de té, leche o café. En caso de que el preparado de hierro recetado produzca irritación gástrica, habrá que comunicarlo a su Ginecólogo para que él, y solo él, cambie el tratamiento.
Cuando la anemia es leve, su Ginecólogo en Guadalajara indicará en cada caso la cantidad precisa. Si no se resuelve, habrá que determinar las causas. En casos excepcionales, la paciente precisa reposo e incluso hospitalización y la realización de un estudio de la cinética de hierro.