Fórceps durante el embarazo
El fórceps se utiliza cuando el expulsivo se prolonga demasiado, por agotamiento materno o falta de cooperación, y cuando se observa una pérdida de bienestar fetal. Para utilizar el aparato es necesario que se den tres condiciones:
- Que el cuello del útero esté completamente dilatado.
- Que la bolsa amniótica esté rota.
- Y la cabeza del feto encajada (es imprescindible conocer con precisión la colocación de esta).
Hace unos años se usaba para hacer descender al feto diez centímetros, pero hoy solo se utiliza para los últimos dos o tres centímetros. Cuando surgen problemas y el bebé no está cerca de la salida, se practica una cesárea.
La aplicación de anestesia epidural puede prolongar el parto y el descenso de la cabeza del feto, lo que ha provocado un aumento de los partos instrumentales en los últimos años.
Causas
Su Ginecóloga(o) recurre a los fórceps (o ventosas o espátulas) en los siguientes casos: cuando la madre sufre una enfermedad cardíaca o ha tenido una cesárea anterior; si el parto, que había evolucionando normalmente, se paraliza después de la dilatación; existen signos de sufrimiento fetal; el periodo expulsivo se prolonga por falta de rotación o de flexión de la cabeza del feto. Los fórceps, tal como se emplean en la actualidad, no implican riesgo alguno para el feto. En caso de que el Ginecólogo considere que puede ser peligroso utilizarlos, recurre a la cesárea.
Condiciones para aplicarlos
- El feto está colocado de cabeza, y su Ginecólogo en guadalajara sabe exactamente a qué altura se encuentra.
- La cabecita del niño está encajada.
- Se ha completado ya la dilatación del cuello uterino.
- La bolsa de aguas se ha roto.
- No existe desproporción entre los diámetros de la pelvis de la madre y el tamaño de la cabeza del feto.